Mismos fósiles en regiones muy distantes

Existen muchos ejemplos de fósiles de una misma especie que han aparecido en regiones muy apartadas unas de otras. Parecería algo extraño, sin embargo, no lo es, pues se trata de continentes que, en algún momento, se hallaban unidos.

En el caso de Cynognathus, tetrápodo cuyos restos anteriores a 180 millones de años se encontraron en Sudamérica y en África, es un hecho explicable, pues hace más de 180 millones de años, Sudamérica y África estaban unidas. La especie tuvo la oportunidad de poblar zonas contiguas que después se separaron, apareciendo algunos fósiles en lo que hoy es Sudamérica y otros en lo que hoy es África.

Mesosaurus, Lystrosaurus y Glossopteris son otro ejemplo. Se trata de fósiles de animales y plantas que alguna vez poblaron Gondwana, el supercontinente que hace 200 millones de años estaba formado por lo que hoy es Sudamérica, África, Australia, India y Antártida. Dichos fósiles aparecen en la actualidad en lugares tan distantes uno del otro como India, Australia y Antártida.

El caso de Glossopteris, con una edad de 298 millones de años, es, en particular, interesante. El geólogo inglés Eduard Suess se preocupó en el siglo XIX por entender el origen de ese fósil vegetal enigmático. Se trataba de un fósil de árbol o arbusto que tenía unas hojas parecidas a lengua de vaca y había existido durante el Pérmico. A Suess le inquietaba la ubicación de las rocas donde aparecía: había fósiles de Glossopteris en Sudamérica, India, Australia y Sudáfrica. ¿Cómo era posible que un árbol hubiera evolucionado en lugares tan lejanos uno del otro? La conclusión a la que llegó Suess era que en algún momento, esos continentes habían estado unidos. Él fue el primero en proponer la existencia del supercontinente Gondwana.

La explicación dada por Suess sugería que el terreno que hoy separa los continentes se había inundado después del Pérmico. Nunca se le ocurrió que los continentes podían haberse movido de lugar. La teoría de las placas tectónicas tardaría muchas décadas en aparecer.

La historia de estos árboles tiene un componente trágico, pues cuando Robert Scott hizo su expedición al Polo Sur, su equipo de colaboradores recolectó multitud de fósiles de Glossopteris en la Antártida. Scott murió junto con todos sus hombres en 1912. Cuando sus cuerpos fueron encontrados, 8 meses después, aparecieron los fósiles y con ellos la primera evidencia de que Antártida había sido también parte de Gondwana, algo que Suess nunca imaginó. Además de Glossopteris, se han descubierto muchos otros fósiles que evolucionaron antes de que Gondwana se separara en varios continentes hace 200 millones de años.

Fósil de Cynognathus crateronotus, Museo Nacional de Historia Natural, Smithsonian.

Fósiles de Glossopteris. Museo de Historia Natural de Houston, Texas, EUA.

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