Evolución de bacterias en el laboratorio
Hoy en día, hay un sinnúmero de investigadores llevando a cabo experimentos de laboratorio, para estudiar cómo funciona la evolución, apoyándose en la selección artificial, que consiste en aumentar o disminuir la frecuencia de ciertos rasgos en una población, decidiendo, por adelantado, cuáles especímenes se van a reproducir y cuáles no.
Otra manera de hacer selección artificial consiste en cambiar las condiciones ambientales en un laboratorio y dejar a la selección natural actuar, en lugar de que sea el ser humano el que decide. Experimentos con estas características son fáciles de hacer con bacterias, pues en 20 minutos se puede tener una nueva generación.
El investigador norteamericano Richard Lenski es famoso por haber iniciado, desde 1988, un estudio con la bacteria Escherichia coli, el cual continúa hasta la fecha. Lenski comenzó con cepas de bacterias idénticas y cambió las condiciones del medio ambiente para cada una de ellas. Varió temperatura, alimento, glucosa, etc. El objetivo era poner a prueba la habilidad de las bacterias para adaptarse a distintos medios. Después de 18 años, equivalentes a 40 mil generaciones, Lenski y sus colegas han identificado cuáles son las mutaciones en sus genes que permiten a las bacterias sobrevivir.
Las bacterias de Lenski ya no son lo que eran en su origen. Son del doble de tamaño que sus ancestros, se reproducen 70% más rápido y se han vuelto exigentes con sus alimentos: si se les ofrece otro azúcar distinto a la glucosa, reducen su velocidad de crecimiento. Hasta sufren mutaciones más seguido que sus antepasadas. En otras palabras, han evolucionado en algo diferente a sus ancestros.
Richard Lenski en su laboratorio en 2016
